Besar tu boca
es más que besarte o
por ti ser besado.
Muchísimo más que eso
y no hay teorías que se acerquen
a la filosofía de tus labios
cuando besan con sed.
Besar tu boca
es como el infinito del espacio,
increíble como la ruptura de un átomo,
complejo como la materia del espíritu.
¡Besar tu boca es inexplicable para los mortales!
Es una definición incompatible
con cualquier alfabeto o jeroglífico masculino,
incluso, hasta el más gallardo de entre los sabios
desconoce un beso auténtico
de tus labios humeantes.
Besar tu boca
está más allá de unir tus labios a otros,
y a cualquiera
que ande por ahí vociferando
“sí, ya la he besado”;
lo compararé a un Goliat
fuerte y musculoso
pero con nariz de payaso,
inflamado de vanagloria y risible
que lo poco que sabe son habladurías
y conceptos muy pobres
sobre tu lengua
y el movimiento lascivo de tus labios
cuando están encendidos.
Quizá este poema
sea otra de las convulsiones de mi ego
pero algo en tus ojos me susurra
que tu corazón se complace en mi bajeza
y aquel beso sediento de amor,
que nos transforma
en un andrógino platónico
añorando su antigua unanimidad,
no lo hallarás en tus orgías
vestida de seda,
ni con tus patricios tristes
embriagada del mejor champán.