Callejero del sol y de la sombra,  libre del clima, libre en la ciudad
renaces por entre los bloques igual a esa luz, la primera
que tímida al comienzo y rápida después se anuncia en primavera
asi, del frio pasas al calor y tus cabellos dejan la tierra atrás
levantas tus piernas flacas y empiezas a saltar
miras de lado a lado y con un bostezo empiezas a caminar.

Errante tranquilo,  sinvergüenza, libre del café y del tiempo
Avezado perito de los mejores tenderetes, sonriente miras
a los comensales, que apurados en hora,  se queman el paladar.
El despensero te saluda y te ofrece el mejor el café de la ciudad
que sorbes tranquilo mirando al rocío, dejando el presente pasar
se confabula el porvenir y tomas el cigarro que para ti dejo ahí trás.

Viajero viejo y joven, libre en piel y pensamiento
entre ropas de distintas culturas es un misterio tu nacionalidad
siempre  en un nuevo papel, entre la realidad y fantasía,
eres vidas e historias. Naufrago del mundo, olvidado actor,
opulento aventurero, curandero de guerra y guerrero de paz
una vida nueva, una historia nueva. Hoy serás húmedo cantor.

Bohemio sin moral, pícaro ladrón y embustero sin igual
armónica en mano armas tu celada, en la esquina frecuentada
tocando al cielo y llorando al suelo, vibrando sin parar
y buscas entre miradas frías, miradas vagas, la más inocente
que te escucha y mira, te habla y aplaude, se siente quebrar
y así, brillo metálico en mano, vas por aquí y vas por allá.

Vagabundo, torero de la vida, palpitando sin palpitar
te acercas al olvido, mañana otro semblante serás
y al silbar, de tu compañero un ladrido alegre tendrás
rápido lo miras y corres que la cola al viento te quiere alcanzar
vagabundo de mis sueños, de mi libertad
a ti te beso y a ti te canto mientras mis sueños siento volar.

 

Carlos Humberto
© Todos os direitos reservados